Duelo infantil

Hay tres temores muy frecuentes en el duelo infantil:

1. ¿Causé yo la muerte?, 2.- ¿Me pasará esto a mí? y 3. ¿Quién me va a cuidar?
En realidad, podemos decir que la muerte del padre o la madre constituye una experiencia que afecta a la manera en que el niño estructura su mundo. Puede dividirse el proceso de duelo en los niños en tres fases:

1. Protesta. El niño añora amargamente al progenitor fallecido y llora suplicando que vuelva.

2. Desesperanza. Comienza a perder la esperanza de que vuelva, llora de forma intermitente y puede pasar por un período de apatía.

3. Ruptura de vínculo. Empieza a renunciar a parte del vínculo emocional con el fallecido y a mostrar interés por el mundo que le rodea por ejemplo, más comida, más atención, hablando como un bebé o miedo a la oscuridad).

.Manifestaciones del duelo en niños y adolescentes
Igual que ocurre en los adultos, existen unas manifestaciones del duelo infantil que se consideran normales y que se enumeran a continuación:
• Conmoción y confusión al haber perdido a una persona amada.
• Ira por haber sido abandonados y que pueden ponerse de manifiesto en juegos violentos,pesadillas y enfado hacia otros miembros de la familia (dar patadas, por ejemplo).
• Miedo a perder al progenitor que sigue viviendo o ser abandonado por éste.
• Vuelta a etapas anteriores del desarrollo emocional con conductas más infantiles (exigiendo,por ejemplo, más comida, más atención, hablando como un bebé o miedo a la oscuridad).
• Culpabilidad derivada de la dificultad de relación con el fallecido o de la creencia de haber causado su muerte por el mero hecho de haber deseado en algún momento que ya no estuviera o que desapareciera.
• Tristeza por la pérdida, que se puede manifestar con insomnio, anorexia, miedo a estar solo, falta de interés por las cosas que antes les motivaban y disminución acentuada del rendimiento escolar.


En los niños predominan las manifestaciones de tipo fisiológico al ser mayor la dificultad para expresar las emociones y los sentimientos, y en los adolescentes es más frecuente el malestar psicológico. En cualquier caso, en los niños no es demasiado frecuente la tristeza o el abatimiento como en los adultos, sino que las manifestaciones del duelo suelen ser más bien cambios de conducta o de humor, alteraciones en la alimentación y en el sueño, y disminución del rendimiento escolar. 

Es importante estar pendiente de la conducta de los niños y saber que estas reflejan el dolor o miedo por la pérdida, por eso ellos deben sentirse seguros que los adultos los comprenden y los acompañan en esta etapa.