Una de las obras de Misericordia de los cristianos es consolar a quien sufre y a lo largo de nuestra vida seguramente lo hemos hecho, sin embargo en este tiempo de pandemia, queremos hacer más por quienes sufren la muerte de sus eres queridos en condiciones trágicas.Pero nos damos cuenta que no sabemos que decir y que nuestras palabras no sirven.
Pues es verdad, nuestras palabras de consuelo no consuelan, porque tenemos que darle a la muerte el carácter trágico e injusto que tiene para el deudo, es el amado que se quedó sin amor y es el abrazo que se quedó con los brazos abiertos.
No hay amor sin duelo y no hay duelo sin amor. El duelo duele porque hay amor en juego.
La pandemia de Covid 19 nos ha encontrado como un terremoto a media noche, en paños menores! No estábamos preparados porque hemos vivido sin pensar en la muerte, sin creer que era cercana y aparentando que es irreal. Y ahora no sabemos que decir, cómo consolar o mejor dicho cómo acompañar en este camino a nuestros amigos que sufren.
Primero tenemos que saber que cada persona vive su propio duelo y que no hay un tiempo para decir que “ya debería estar recuperado”, cuanto tiempo, 6 meses?, 1 año? 2 años? Si! Más o menos.
Pero el duelo es como el mar, a veces con olas grandes que revuelcan y otras con pequeños movimientos que acarician, tienes que saber que los dos o tres primeros meses, el dolor es tan grande que la persona no escucha ni reflexiona, solo le duele todo, el cuerpo, al alma , el pasado y el futuro. En este tiempo necesitan tus oídos, tu presencia (quizá silenciosa) y tu paciencia.
Si aún quieres consolar y acompañar tenemos para ti más consejos.