Estemos atentos a nuestras palabras
Tenemos que ser capaces de abordar la dura realidad y del miedo que nos impide llamar a las cosas por su nombre y sobreabundar en solo “insinuaciones” de la muerte como:
– Se fue, partió, nos abandonó, decidió irse, lo perdimos etc
Vivimos en una sociedad donde nadie quiere hablar de dolor, sufrimiento o muerte, tratando de ocultar lo inevitable, hasta los propios periódicos emplean expresiones como éstas:
– Ha desaparecido, dejó este mundo, pasó al eterno descanso, sin embargo, por ejemplo la palabra “partir “ lleva consigo la posibilidad de volver; la palabra “perder”, de reencontrarse y eso no va a suceder en este mundo; utilizar siempre estas palabras retrasa nuestro camino de la sanación.
El sano lenguaje utilizado es fiel reflejo de la aceptación de la realidad y de una auténtica elaboración del sufrimiento; cuando seamos capaces de decir “mi ser querido se murió» estaremos en el mejor momento para pasar y vivir el duelo.