La pérdida de un hijo es un angustioso viaje. No hay reglas fijas que nos enseñe cómo afligirnos. Sin embargo, los consejeros y aquellos que han padecido la pérdida de un hijo se han proporcionado algunos consejos útiles:
- Reconoce que no estás solo. Tienes a Dios. Tienes amigos cercanos y familiares. Apóyate en ellos. Están ahí para ayudarte.
- No pongas límites de tiempo en tu recuperación. No espere que un día pase sin pensar en tu hijo, ni deberías desearlo.
- Habla acerca de tu niño. Es importante que comparta la historia de tu hijo con otros.
- Ten cuidado de ti mismo y de tus otros hijos. También están sufriendo la pérdida de un hermano y la incomodidad adicional de ver a sus padres en duelo.
- Trata de no tomar ninguna decisión importante por lo menos durante el primer año.
- Espera que afrontar las muchas «primeras veces» tras la muerte de un niño — el primer cumpleaños, la primera Navidad, etc. — será doloroso.
Y, por último, recuerda estas palabras:
“Esfuérzate y te valor, que nada te asuste, no tengas miedo a nada, porque yo, tu Dios, ire contigo adondequeira que tu vayas” Jos. 1,9