Un buen duelo

La gestión de un buen duelo

El proceso del duelo queda lejos de ser mecánico o automático. Siempre y en todo momento es un proceso profundamente personal.

Hay varias cosas que aprender, y la principal es que, nos guste o no, hay varias fases que tenemos que atravesar para que al final la pérdida quede resuelta.

A veces estas fases se viven de una en una. Otras veces están más entremezcladas. Y, desde luego, cada persona las vive de forma diferente: es un proceso profundamente personal. Y es necesario invertir tiempo, paciencia y amabilidad con uno mismo. Y por supuesto, contar con el conocimiento sobre el proceso que vamos a vivir.

Tenemos que saber qué condiciones de la propia vida y del propio carácter favorecen o perjudican la superación de la pérdida. Tenemos que conocer de antemano también qué implica cada fase, para saber qué podemos esperar y que nuestras propias reacciones no nos pillen por sorpresa.

Pero ampliemos la perspectiva: hasta ahora hemos estado hablando de lo que cada persona necesita cuando está viviendo un proceso de duelo. Pero la cosa no termina ahí.

¿Has pensado qué harías si una persona de tu entorno estuviera viviendo una pérdida?;¿Sabes qué hacer cuando alguien que aprecias se encuentra en una situación en la que no sabe afrontar que una parte de su vida se ha terminado? 

Es muy importante que las personas sepan cómo echar una mano a otras personas en un proceso de este tipo. No estamos hablando de un conocimiento a nivel profesional, pero siempre resulta de gran ayuda que quienes rodean a una persona en un estado de pérdida (que siempre es un estado de fragilidad), sepan en todo momento lo que conviene y lo que no conviene hacer. Es una gran manera de ayudar a familiares, amigos y demás personas que nos importan a continuar con su vida.

Pero tengamos clara también una cosa: cuando se necesita un apoyo cualificado, una guía útil y efectiva para superar estas épocas de la vida, no hay nada comparable al apoyo de un/una profesional que realice una tarea de acompañamiento. Y no olvidemos que, tarde o temprano, queramos o no, las épocas de pérdida nos llegan a todos.

Fuente: www.psicologíaymente.com