¿Seres inútiles?

Una de las cosas que más hace sufrir a los enfermos es sentirse inútiles. Nadie los valora y, más bien, los marginan, como seres de segunda clase, que no dan más que problemas. Pero debemos estar convencidos de que los que sufren y aman, no son seres inútiles, sino, por el contrario, seres valiosísimos para el plan de salvación de Dios sobre el mundo. Veamos lo que decía santa Faustina Kowalska:

    “En un alma que sufre, debemos ver a Jesús crucificado y no un parásito o una carga para la Congregación. Un alma que sufre, resignada a la voluntad de Dios, atrae más bendiciones divinas para el convento que todas las hermanas que trabajan. ¡Pobre aquella casa que no tiene hermanas enfermas! Dios, a veces, concede muchas y grandes gracias en atención a las almas que sufren y aleja muchos castigos, únicamente en consideración de las almas que sufren. Para conocer si en una casa religiosa florece el amor de Dios, basta preguntar cómo son tratados los enfermos, los inválidos y los ancianos” (Diario, día 6 de septiembre de 1937).

    Y esto que dice de las casas religiosas, lo podemos aplicar igualmente a las casas de nuestras familias. En nuestros hogares ¿saben valorar y amar a los enfermos? ¿Cómo son tratados? ¿Los ven como seres inútiles, que sólo dan problemas? ¿Desean su muerte con la excusa de que no “sufran” más? Además, tú y yo podemos estar enfermos en cualquier momento. Por eso, atiende con amor a los enfermos y prepárate para la prueba, que vendrá, tarde o temprano.

Santa Teresita de Lisieux decía: Sufrir pasa, pero haber sufrido queda. Y ¡qué hermoso pensar que, con el sufrimiento, hemos conseguido tantos méritos para la salvación de nuestros hermanos del mundo entero!

P. Angel Peña OAR