La psicología de un enfermo terminal está profundamente influenciada por la conciencia de la cercanía de la muerte, lo que genera un conjunto de emociones complejas que van desde el temor hasta la aceptación. Aunque cada persona reacciona de manera única, hay ciertos patrones comunes que suelen aparecer en estos pacientes.
Temores más comunes:
Miedo a la muerte: El temor a lo desconocido, la incertidumbre de lo que ocurrirá después y la idea del fin de la existencia son temas centrales. Para muchos, la muerte es vista como algo aterrador debido a la falta de control y la pérdida de identidad, para quienes tienen fe en la vida eterna es un camino esperanzador.
Dolor y sufrimiento: Los enfermos terminales suelen temer experimentar un dolor físico incontrolable o un deterioro progresivo que los haga sufrir.
Temor a ser una carga: Muchos pacientes expresan ansiedad por la posibilidad de convertirse en una carga emocional o física para sus seres queridos. Esta sensación puede generar culpa o vergüenza, lo que les lleva a aislarse emocionalmente.
Miedo a la soledad: La sensación de aislamiento o de ser olvidados, especialmente si el proceso de la enfermedad es prolongado, es otro temor recurrente. La soledad emocional puede intensificarse incluso si están rodeados de personas, ya que sienten que nadie puede comprender completamente su experiencia.
Angustia existencial: Enfrentarse a la muerte suele despertar profundas preguntas sobre el sentido de la vida, el legado que dejarán y la trascendencia de su existencia. Muchos enfermos terminales pueden sentirse ansiosos por no haber cumplido con sus metas o por no saber qué quedará de ellos.
Ansias o necesidades emocionales:
Sentido de control: A pesar de la inevitabilidad de la muerte, los enfermos terminales suelen desear un cierto grado de control sobre su situación. Esto puede implicar tomar decisiones sobre su atención médica, decidir cómo quieren pasar sus últimos días o participar en la planificación de su propio funeral.
Reconexión con la vida: Aunque están muriendo, muchos desean continuar experimentando aspectos de la vida, ya sea en formas simples como disfrutar de la compañía de sus seres queridos o a través de actividades que les den alegría o consuelo.
Cierre emocional: El enfermo terminal frecuentemente anhela cerrar ciclos emocionales. Esto puede implicar resolver conflictos pasados, expresar amor o gratitud, o despedirse adecuadamente de quienes son importantes para ellos.
Reafirmación del valor de su vida: Muchos enfermos terminales desean sentir que su vida tuvo un propósito, que su existencia fue significativa. Pueden buscar esto a través de conversaciones, recuerdos compartidos, o la creación de un legado tangible o intangible.
Por ello, el tiempo que pasamos junto al enfermo, es un tiempo valioso. Nunca pensemos que no hacemos nada, que no sirve visitarlo. Aun cuando el paciente no pueda comunicarse, ver la tv juntos, compartir un postre que le encante, o estar a su lado en silencio tocando su mano, son espacios de vida. El amor siempre se siente.