Introducción
La muerte de un ser querido es un concepto difícil de comprender para un niño pequeño. A los cinco años, los niños pueden tener nociones vagas sobre la muerte, pero aún luchan por entender su permanencia y el impacto emocional que conlleva. En esta entrevista, busco acompañar a un niño en su proceso de duelo, brindándole un espacio seguro para expresar sus sentimientos y ayudarlo a encontrar formas de recordar a su abuelo con amor y tranquilidad.
Entrevista
Psicólogo: Hola, Joaquin. Me dijeron que has estado pensando mucho en tu abuelito. ¿Quieres contarme qué pasó?
Niño: Sí… Mi abuelito se fue… Pero no sé a dónde. Mi mamá dice que está en el cielo, pero yo quiero que regrese.
Psicólogo: Te entiendo. Extrañar a alguien que quiere mucho puede ser muy difícil. ¿Cómo te sientes cuando piensas en él?
Niño: A veces triste… porque ya no está para jugar conmigo. Pero también me acuerdo de cuando me contaba cuentos y me hacía reír.
Psicólogo: Esos recuerdos son muy especiales. Aunque tu abuelito ya no esté aquí como antes, sigue viviendo en tu corazón y en esos momentos felices que compartieron.
Niño: Pero si vive en mi corazón… ¿por qué no puedo verlo?
Psicólogo: Es una gran pregunta. ¿Sabes qué significa cuando alguien muere?
Niño: No mucho… Solo sé que no vuelve.
Psicólogo: Así es. Cuando alguien muere, su cuerpo deja de funcionar. Ya no puede respirar, comer ni moverse. Es como cuando un juguete se queda sin pilas y no podemos encenderlo otra vez. Pero aunque el cuerpo deja de funcionar, el amor que esa persona nos dio nunca desaparece.
Niño: ¿Y por qué se murió mi abuelito?
Psicólogo: A veces las personas mueren porque su cuerpo ya estaba muy cansado o enfermo. La muerte es parte de la vida, y aunque es triste porque no podemos ver a esa persona, siempre podemos recordarla con amor.
Niño: Pero si su cuerpo no funciona… ¿qué pasa con él?
Psicólogo: Su cuerpo descansa, pero el cariño que nos dio sigue vivo. Muchas personas creen que los abuelitos que nos quieren mucho nos cuidan desde el Cielo. Otros creen que viven en los recuerdos y en las cosas bonitas que nos enseñaron; pero lo que nunca debes olvidar es que algún día lo volverás a ver!! cuando tu tambien vayas al Cielo.
Niño: A él le gustaban las galletas de chocolate… ¿Si como una, se va a acordar de mí? ¿Puedo ir mañana al cielo?
Psicólogo: Al Cielo vamos cuando Dios nos llama así como llamó a tu abuelito porque ya estaba muy viejito, pero cada vez que comas una galleta de chocolate, puedes pensar en él y en lo mucho que se querían. También puedes dibujar algo bonito para él o contarle un secreto en tu corazón.
Niño: ¿Y él me escucha?
Psicólogo: Yo creo que sí. Sobre todo te escucha cuando rezas, en ese momento puedes también hablar con él. ¿Te gustaría hacer algo especial para recordarlo?
Niño: Sí… quiero dibujar una galleta y ponerla en mi cuarto.
Psicólogo: ¡Es una idea hermosa! Así cada vez que la veas, recordarás lo mucho que lo quieres.
Conclusión
Acompañar a un niño en su proceso de duelo implica responder sus dudas con sensibilidad y permitirle expresar sus emociones sin miedo. Es importante darle una explicación clara y sencilla sobre la muerte, sin eufemismos que puedan generarle confusión, como «se fue a dormir» o «está de viaje». En esta conversación, el niño pudo comprender que la muerte es el final de la vida, pero que el amor y los recuerdos perduran. Además, encontré una forma simbólica de mantener vivo el vínculo con su abuelo, lo que le ayudará a procesar la pérdida con mayor tranquilidad.