Todos hemos escuchado en algún momento personal –o a través de algún familiar o conocido– frases inadecuadas que nos han provocado incomodidad. A muchas personas les resulta complicado permanecer calladas cuando se produce un fallecimiento en su entorno. Es entonces, al tratar de llenar el silencio causado por el dolor y la tristeza ante la muerte de un ser querido, cuando hacen comentarios que pueden resultar inadecuados o torpes. A veces lo más apropiado es decir simplemente: «No sé qué decirte, porque no creo que existan palabras que puedan aliviar tu dolor».
Seguramente todos hemos escuchado alguna idea errónea como esta:
El tiempo lo cura : Presenta un panorama donde sólo cabe esperar a que el dolor desaparezca, casi como por arte de magia. Pero, en realidad, lo que hace el tiempo es poner distancia real con la muerte de nuestro ser querido, permitiéndonos mirarlo con otra perspectiva. Lo que sí podemos afirmar de manera contundente es que no es el tiempo lo que conduce a la resolución del duelo, sino lo que uno haga con su tiempo.
- A él/ella no le gustaría que Esta expresión induce a pensar que el fallecido está vivo, lo que puede bloquear la aceptación de la muerte por parte del doliente y, al mismo tiempo, censurar algunas acciones por temor a ser visto desde el más allá y desairar a su ser querido.
- No pienses en eso: En ocasiones, al no saber qué decir ante un doliente, intentamos evitar el tema por considerarlo “delicado“ o “espinoso“. Sin embargo, cuando una persona intenta resolver su duelo, necesita digerirlo y pensar en ello para poder encontrarle un sentido.
- Tú lo que tienes que hacer es: Esta sugerencia hace referencia a la necesidad de ocultar o distraer el dolor, por considerar que el sufrimiento es algo patológico en sí mismo. De todas las ideas irracionales con las que nos podemos encontrar, ésta es una de las más peligrosas, porque bloquea un flujo que es curativo de forma natural. Bloquear, distraer o disfrazar el dolor sólo contribuye a complicar el duelo.
- Hay que ser fuerte: Este consejo es muy malo, nos dice que no expresar dolor es símbolo de fortaleza o, lo que es lo mismo, que la expresión de emociones es un símbolo de debilidad. Esto conduce inevitablemente a un bloqueo emocional que puede degenerar en la patologización del duelo.
- Los que estamos aquí necesitamos que estés Cada una de estas ideas son expresadas por las personas más cercanas al doliente, con una única intención: aliviar, reconfortar y evitar el dolor. El único problema es que no siempre se puede evitar el dolor: “Los duelos duelen y no se puede hacer nada por evitarlo“ (Bucay, 2006). Por eso, aunque digan esto con la mejor de las intenciones, es decir, para evitarnos sufrimientos innecesarios, estos consejos sólo llevan al doliente a encapsular el dolor, prolongarlo o diferirlo en el tiempo.
Vivimos de espaldas a la muerte durante todo el tiempo que podemos. Por eso, cuando la muerte nos golpea de cerca, nos sentimos desfallecidos y derrotados, sin saber cómo recolocarnos. No sabemos cómo manejar el dolor, por lo que recurrimos a las estrategias que siempre hemos utilizado y que nos han resultado útiles. La cuestión es que, cuando las circunstancias se modifican, deben modificarse también las estrategias a utilizar. Lo que antes nos servía ahora ya no funciona, por lo que debemos implementar herramientas nuevas en nuestra vida cotidiana.
Tomado de Guia del Duelo Adulto : FMLC, España