Mitos de la vejez

Los adultos mayores son cada vez más y cada vez más longevos por lo que tienen mucho por vivir y desterrar tantos mitos entorno a la llamada «vejez»

  • Mito de la senilidad.

Este mito supone que la vejez y la enfermedad van juntas de la mano. Expresa que una vez que se llega a la edad de 60 años el camino es cuesta abajo y en cualquier momento la persona decae o se enferma.

Realidad. Muchos científicos coinciden en que el proceso de envejecimiento implica una disminución de las capacidades físicas, sensoriales y cognoscitivas. Sin embargo, los efectos de la vejez suceden sólo en forma gradual y mínima en el transcurso de la vida y nunca son causa directa de la muerte.

  • Mito del aislamiento social

Se dice, por lo general, que la gente adulta mayor se siente miserable y que lo mejor para ellos es el aislamiento de la vida social, que las personas de edad mayor buscan a menudo el reposo o la soledad.

Realidad. Algunas personas mayores optan por llevar una vida solitaria por decisión propia o porque son forzados por una serie de circunstancias sociales. Esta acción muchas veces puede ser creada por actitudes y valores de una sociedad que provee pocas oportunidades para participar activamente.

  • Mito de la inutilidad

Cuando la producción es una medida de valor de la persona, el no estar activo en el trabajo remunerado contribuye a perder prestigio social. Si la fortaleza física decae, se cree que hay poco valor de su desempeño.

Realidad. Es la misma sociedad la que margina a las personas de mayor edad de las corrientes de la producción al obligarle en ocasiones a retirarse o jubilarse. En muchas sociedades la jubilación actúa como una barrera que deja afuera del círculo a todos aquellos que al cumplir 60 o 65 años engrosan las filas de los llamados pasivos.

  • Mito de la incapacidad de aprender

Muchas veces se atribuye al envejecimiento dificultades relacionadas con la falta de hábito o de capacitación, ya que la educación se vincula al aprendizaje para la vida productiva y no para las personas mayores.

Realidad. Si bien es cierto que la inteligencia es más lenta en esta etapa de vida, esto no impide el aprendizaje. Se disminuye la agilidad. Es decir el tiempo o rapidez, pero no así las habilidades cognoscitivas. A pesar de ello, los mayores pueden seguir aprendiendo en forma diferente, con otro ritmo y talvez con otros recursos.

  • Mito de la inflexibilidad

Se imagina que las personas mayores son tercas y enojadas. El nivel de rigidez de las personas no es efecto del envejecimiento, ya que se asocia a patrones desarrollados en etapas anteriores.

El carácter inflexible de algunas personas no es producto de su edad, sino de su personalidad que ha sido moldeada mediante sus experiencias de vida. Si de joven fue intransigente o intolerante, lo va a seguir siendo. Muchas características de personalidad se agudizan o desaparecen a medida que pasa el tiempo.

Fuente: La Prensa Gráfica

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