¿Puedo celebrar mi cumpleaños sin mi mami?

¿Puedo celebrar mi cumpleaños en pleno duelo?

La emoción por celebrar mi cumpleaños fue una semillita que sembró mi mamá en mí y la cultivó año tras año en vísperas de mis agasajos. Siempre conversábamos sobre el motivo, las invitaciones, y todo lo que yo quería hacer ese día. Y de verdad, lo que más me gustaba era que mi mamá me involucraba en todas las etapas.

Los años transcurriendo, y claro que pasé muchos cumpleaños sin mi mamá, pero de igual manera contaba con sus sugerencias para organizar. La distancia nunca fue un obstáculo para prodigarnos tanto amor, cada 27 de mayo siempre me hacía llegar tarjetas, manuscritos y pequeños regalitos envueltos con papeles coloridos.

Celebrar o no celebrar, he ahí el dilema cuanto estás en duelo.

Este año, mayo comenzó diferente no había emoción para que llegara la fecha, al contrario, quería que el tiempo se detuviera, sentía miedo y temor de que la melancolía fuera mi única compañera ese día. También se sumaron sentimientos encontrados, un conflicto sentimental que involucraba el celebrar o no celebrar. (…)

Celebrar la vida, a pesar de las circunstancias

Esto me hizo recordar un par de anécdotas, la primera se remonta a mis 15 años, mi mamá siendo una paciente disciplinada y consciente de la importancia de la quimioterapia para alargar su vida, pospuso un ciclo de quimio por unos días, con el propósito de estar conmigo con la mayor potencia de sus pocas energías.

En ese momento yo no quería hacer mucho, porque, hacer una reunión implicaba gastos, y prefería que ese dinero fuera destinado para su tratamiento. Mi mamá se negó a dejar pasar mis 15 primaveras por debajo de la mesa, y como siempre, organizamos entre las dos una modesta reunión. Mi mamá siempre estuvo de acuerdo de celebrar la vida, con ilusión y alegría.

Otra anécdota fue la celebración de cumpleaños de mi primo Fredito y mi abuelita, pese a la circunstancia de salud de mi mami, nos tocó picar el rico ponqué en la clínica. Acondicionamos la habitación para recibir a la familia, mi mami con sus ojitos llenos de emoción disfrutó esos minutos mientras ellos soplaban simbólicamente la velita

A celebrar se ha dicho…

Pasaron los días y fui, poco a poco, la pregunta ¿por qué celebrar? tenía respuesta; porque no era celebrarlo, por celebrarlo, se trataba de QUERER celebrarlo. Hace apenas unos días, con mis emociones más estables sin nostalgia ni tristeza, dejé fluir. Decidí invitar a cenar a mis amigos, y como los años anteriores me paseé por mi cabeza para conseguir un motivo e inspirarme a realizar la tarjeta.

Aunque mis emociones a veces me abrumen, me mantengo conectada a la vida. Hoy que llego al primer escalón del tercer piso, me siento agradecida de estar viva, de gozar de buena salud, del amor que recibo continuamente de mis familiares y amigos, y también, de estar en capacidad de escribir y compartir estas líneas…

Claro que mi mamá me hará falta, pero una vez más intento afrontar, asimilar y procesar mis emociones y revertirlas en positivo. Siempre intentando seguir al mejor de los ejemplos que tengo y tendré en la vida, mi mamita. Así que honro a mi mamá sonriéndole a la vida.

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