María Simma fue una anciana mujer que vivió hasta el 2004 en las montañas austríacas. Desde temprana edad ella recibió de Dios el don de recibir la presencia de las almas del Purgatorio, que acuden a ella en busca de oración y ayuda para acortar su tiempo allí.
Aquí algunas de sus palabras que nos hacen reflexionar
María ¿Qué es exactamente el Purgatorio?
– Diría que es una invención genial por parte de Dios y se da al momento de nuestra muerte. Supongan que un día se abre una puerta y aparece un ser extraordinariamente bello, de una belleza tal, nunca vista sobre la tierra. Aquí quedan fascinados, trastornados por este SER de luz y de belleza, tanto más que él demuestra estar locamente enamorado de ustedes y el fuego del amor que quema ya en sus corazones los empuja seguramente a precipitarse entre sus brazos.
Pero ustedes, se dan cuenta, de que hace meses que no se lavan, que huelen mal, que se sienten horriblemente feos; tienen la nariz que chorrea, los cabellos grasosos y pegoteados, horribles manchas de suciedad sobre la ropa, etc., etc. Entonces se dicen a sí mismos: «¡No, no es posible que yo me presente en este estado!. Es preciso que antes me lave, me duche, y luego, rápidamente, regrese a verlo…».
Pero he aquí que el amor nacido en sus corazones es tan intenso, tan fuerte, tan abrasador, que este atraso debido a la ducha es absolutamente insoportable. Y el dolor mismo de la ausencia, aunque dure sólo pocos minutos, causa un ardor atroz en el corazón.
Pues bien, el Purgatorio es exactamente esto. Es un atraso impuesto por nuestra impureza, un atraso antes del abrazo de Dios, una llama de amor que hace sufrir terriblemente; una espera, o si quieren, una nostalgia del Amor. Es precisamente esta llama, esta ardorosa nostalgia la que nos purifica de todo lo que aún es impuro en nosotros.
Es un tiempo de purificación para luego gozar del abrazo de Dios para siempre.