Se acerca la Navidad y tenemos miedo

Noviembre avanza y tememos a la silla vacía

A medida que noviembre avanza y comienzan a aparecer luces, villancicos y adornos, muchas personas que han perdido a un ser querido sienten algo muy distinto a la alegría: una mezcla de nostalgia, cansancio y temor. Temor a diciembre, a la mesa familiar, al momento de brindar… y sobre todo, a la silla vacía.

La silla vacía representa esa ausencia que duele. No es solo un lugar en la mesa, es la historia que quedó incompleta, la voz que ya no se escucha, los recuerdos que regresan con fuerza cuando todos parecen celebrar.

Es normal sentir que la Navidad se ha vuelto más difícil.
El miedo a la silla vacía no es falta de fe; es una expresión del amor que sigue vivo. Es la forma en que nuestro corazón dice: “Te sigo queriendo, pero no sé cómo hacerlo sin verte”.

🌿 Preparar el corazón antes de diciembre

Anticipar las fiestas puede ayudarte a vivirlas con más serenidad. No esperes a que llegue la Nochebuena para decidir cómo afrontarla.
Algunas ideas pueden ayudarte:

  • Habla con tu familia sobre cómo quieren vivir las fiestas este año. Tal vez deseen mantener algunas tradiciones o crear nuevas que incluyan al ser querido de otro modo.
  • No evites pensar en la Navidad. Permítete recordar, llorar o incluso reír. Es parte del proceso de sanar.
  • Crea un gesto simbólico: una vela encendida, una pequeña foto, una carta o una oración pueden transformar la ausencia en presencia amorosa.

💛 Esperar con esperanza

El Adviento se acerca, y con él, el tiempo de espera.
Pero esta espera no es solo por la llegada del Niño Dios, sino también una oportunidad para esperar con fe a que la vida vuelva a encontrar su equilibrio.

Quizás este año no puedas vivir la Navidad como antes, pero puedes vivirla con sentido: honrando la memoria, acogiendo el dolor y confiando en que Dios habita también en el silencio de esa silla vacía.

Porque el amor verdadero —el que une en la vida y en la eternidad— nunca se apaga.
Y ese amor, en medio de la nostalgia, sigue siendo una promesa.