Si tuvieron un bebé

La característica más distintiva de las pérdidas que tienen lugar durante el embarazo es que no están reconocidas socialmente: se silencian o se les suele quitar importancia.

La muerte fetal, ya se produzca intra–útero o durante el parto, supone la pérdida del bebé. Pero a esta pérdida se suman otras diferentes, como la pérdida del momento de convertirse en padre o madre; la pérdida del rol de padre o madre si se trata del primer hijo; la pérdida de la composición familiar y la proyección de futuro; la pérdida de la ino– cencia con respecto al embarazo y el parto; la pérdida del derecho a mencionar ese hijo en ciertos lugares, así como del contacto y la posibilidad de crear recuerdos (López García de Medinaveitia, 20ll).

Estas vivencias ponen de manifiesto que el duelo por muerte perinatal constituye una experiencia compleja. Dar un espacio y un tiempo para que la persona en duelo pueda verbalizar su experiencia, expresar cómo la está viviendo y qué supone para ella resulta una ayuda fundamental para la evolución de este proceso.

En estos casos, la ayuda fundamental se centrará en permanecer junto a la persona en duelo, permitirle que exprese su dolor, ayudarle a poner palabras a lo que siente y, de esa forma, legitimar y validar esa pena, en lugar de silenciarla. Los dolientes de este tipo de pérdida valoran mucho la escucha, la comunicación sensible de las malas noticias y la explicación de las distintas opciones de las que disponen.

La muerte perinatal se caracteriza porque la vida y la muerte están muy próximas y porque deja vacío de recuerdos un espacio de alguien tan importante para los padres como es el hijo que esperan. Una forma de ayudarles a validar esos recuerdos es crear una caja en la que puedan reunir todos los objetos que les evoquen a su hijo nonato ofrecidos desde el propio hospital (fotografías de escáner, ecografías)–, de forma que puedan testimoniar su duelo y cuenten con un espacio al que acudir para reconfortar su dolor.

Ellos deben creer que si son padre y madre y si tuvieron un hijo.

Tomado de «Guia del Duelo Adulto» FMLC, Madrid, España